lunes, 31 de agosto de 2015

Gigathlon: Ultimo dia, ultimas fuerzas.

En episodios anteriores...
 Gigathlon Capítulo 1
 Gigathlon Capítulo 2
 Gigathlon Capítulo 3
 Gigathlon Capítulo 4

GIGATHLON CAPÍTULO 5

Soñaba que cruzaba la meta cuando suena el despertador. Hoy quiero estar en la línea de salida con el resto de participantes y, aunque parezca increíble, lo conseguí!

El día empieza con un "paseo" en bici hasta el lago, donde tendremos que recorrer un kilómetro a pie desde el área de transición hasta el agua, donde nadaremos tres kilómetros antes de volver a subirnos a la bici para completar el total de 110kms...o eso creía yo.

La salida fue muy diferente a los días anteriores. Ni por turnos como el viernes ni con retraso como el sábado sino que con todo el pelotón. A las 06h00 empezamos a rodar los individuales que seguíamos en liza y los participantes de la categoría de parejas. Me sentía cómodo, relajado, sentía que iba a ser un graaan día. Había llegado por fin el día para el que me había preparado durante casi 8 meses. El día en que tendría la posibilidad de cruzar la meta del Gigathlon convirtiéndome en Gigathleta.

La imagen era espectacular, unos doscientos ciclistas aproximadamente en hilera de 1-2 rodando por la carretera con nuestros cascos naranjas o grises. Cada uno íbamos buscando nuestro ritmo y esa rueda que nos llevase bien y cómodo. El objetivo era intentar que, a medida que el pelotón se fuera cortando, quedar en el grupo que mas se adaptara al ritmo que cada cual queríamos llevar.

Me encontré con mi compañero de los patines del día anterior y hablamos de como estábamos y como nos sentíamos hasta que a los 5' me dijo que el ritmo de mi grupo era muy lento para él y se fue. Quedaba en cabeza de mi grupo un ciclista con unas piernas que me recordaban las de Indurain. Iba tirando sin mirar atrás hasta que pidió relevo y nadie se lo dio, momento en que se giró y vi que era una mujer cercana a los 50 años!!

A mi me costaba mantenerme en el grupo en el llaneo, y en las subidas iba cómodo, pero en las bajadas tenia que ir frenando para no ponerme en cabeza. Hasta que me aburrí. Decidí pasar de los frenos y trazar las curvas dejando la bici correr. Rápidamente me puse el primero y empecé a irme de mi grupo. Me encanta bajar con la bici de carretera, muchas veces por encima de los 70kms hora. Pero claro después de la bajada llegaba el llano y me veía solo, así que miraba para atrás esperando a mi grupo que poco a poco me fue cogiendo. Cuando por fin lo hicieron esperé que me pasaran para volver a ponerme a rueda pero no lo hacían. Entendí muy a mi pesar que mi "vacile" en la bajada me iba a costar el tirar del grupo. Tiré unos cuantos kilómetros hasta que estimé que era momento de quitarme y por suerte el siguiente entro al relevo.

Y así llegamos a la transición tras mas de 50 kilómetros, allí me esperaban mis amigos y familia. Por lo visto habían perdido el tren y llegado de milagro, de hecho tuvieron que montarse en el manillar de alguna bici, con mi neopreno al hombro, para estar allí cuando yo llegara.

El kilómetro hasta el lago discurría paralelo al río. La mayoría de los participantes iban corriendo pero yo iba andando, sonriendo, mirando a la gente y al paisaje, no quería dejar de disfrutar nada de aquello. Llegue a la orilla, acabé de ponerme el neopreno que llevaba hasta la cintura y, tras mirar lo que tenía por delante en el agua y localizar algunos gorros, me tiré al agua con el objetivo de ir dando caza a los mas cercanos. Y así lo hice, aunque también me fueron pasando algunos de los Team of Five a los que cogía los pies mientras podía.

Salí del agua y troté, esta vez si, hasta mi bici. Me vestí con Marcos y Patri grabando y tirando fotos mientras Rubén y Alberto me ayudaban con la ropa y la comida. Corrí con la bici hasta el juez, justo al lado estaba mi familia a los que salude y choque mientras arrancaba los ánimos del resto de público con la tontuna que se me ocurriera en el momento y que ahora mismo no recuerdo.

Me obligué a coger la rueda de tres ciclistas de los equipos de cinco. De primeras me costó engancharme pero me obligue a ello. Sabía que tenía que apretar los dientes para pegarme a su rueda. Mi pensamiento era que aunque tuviera que sufrir al principio, el ir a rueda de esos tres compañeros rentabilizaba mi esfuerzo. Pegaron algún tirón que otro que siempre me generaba dudas de si dejarles ir o no, pero por suerte logré auto-obligarme a no soltar. Ir "chupando" estas ruedas me regaló otras de esas grandes sensaciones. Cuando me adelantaban otros ciclistas de equipos siempre me animaban como hacían con todos los Singles, pero además muchos de ellos me aplaudían por ir en la grupeta con 3 ciclistas que lo único que iban a hacer ese día eran esos 110kms de bici.

Todo mi esfuerzo se resumía en concentrarme en no soltar mi rueda y pensar en el resto del día. Me quedaban los 28 kilómetros de patinaje que sería tranquilos para luego los 50kms de MTB confiando con llegar bien de margen de tiempo de cruzar la meta antes del corte.

Pero no podía empezar el día sin hacer alguna jaimitada. En un tramo de bajada pasé a mi grupo y me fui en solitario. Iba contento, cantando, no se por qué. Al terminar de cantar, en lo que esperaba que el público me pidiera el bis me di cuenta que no veía ninguna bici delante y, al girarme, tampoco detrás. Rodé un par de kilómetros para asegurarme de que, en mi tontuna, me había perdidio. Tuve que retroceder 5km para reincorporarme al recorrido, lo que me llevó a sumar un total de 120kms de bici. "Sobrao"

En la transición a los patines no hubo prisas. Comentamos la jugada y hablamos con los equipos de alrededor, que amablemente nos habían prestado una silla para que yo me sentará. Entre otras cosas Rubén me dio una nectarina que yo mordí y dije que no me gustaba(estaba super caliente), comí frutos secos y Rubén volvió a darme la nectarina "come aunque no te guste" me decía, volví a morder llenándome la boca de zumo caliente. Volví a dejarla y a comer chocolate y Rubén me volvió a dar la maldita nectarina "Joder Rubén que esto no hay quien se lo coma que está ardiendo" "¡Anda pues come otra cosa entonces!" en fin... De ahí salí hacia la etapa de patines, esa que iba a ser de transición...

Y la primera en la frente. No recuerdo que hora era exactamente pero el sol pegaba fuerte. Tras un kilómetro cómodo por el lado del río, me encuentro con una cuesta de no mas de 10 metros de longitud pero que casi no era capaz de subir con los patines puestos. Arriba había un hombre que me animaba y aplaudía mientras yo pensaba que bien podía tenderme la mano. Prácticamente no era capaz de subir y casi me puse a gatear. Tardaría 2' en recorrer esos 10 metros.

El recorrido siguió con una subida de mas de 2kms. Se me desbarató el planteamiento que llevaba en mente. Esperaba que los patines fueran un trámite y estaban siendo una paliza, lo que descuadraba mi reparto de esfuerzos para el resto del día. La subida me estaba destrozando física y moralmente. En patines, cuesta arriba, la sensación es que no avanzas y que poco a poco te vas quedando estancado.

En esas estaba cuando pasó una mujer que me debió ver la cara y me invitó a seguirla. Me puse detrás suya y me obligué a perseguirla sin levantar la mirada del suelo y gracias a ella llegué hasta el final de la subida. Una vez arriba se despidió avisándome del peligro de la bajada. Le agradecí de corazón la ayuda y apoyé las manos en mis rodillas. "Es lo que hay Alberto, dale y que sea lo que tenga que ser" pensaba.

Seguí patinando y por suerte di con un alemán con el que ya fui hablando hasta el final del tramo. Casualidades, era el marido de la mujer que había confundido con Indurain en la bici. Con 50 años, llevaban 4 participando en la modalidad de parejas.

Llegué a la penúltima transición del Gigathlon con mi cabeza haciendo cálculos de tiempos, kilómetros, desniveles... eran las15h00 y me faltaban 50kms de MTB y media maratón corriendo (21kms), tenía 7 horas para ello(o eso pensaba yo). Mi miedo era la MTB, tenía que coger tiempo para luego la carrera a pie tener margen de error ya que no sabía como iba a llegar.

Volví a ocupar la silla del amigo de los patines mientras el equipo y mi familia me hablaban. Les decía que por favor me dijeran la verdad de la dificultad de la bici, que no me engañaran diciéndome que era mas fácil de la realidad para motivarme. Seguía comiendo...bebiendo...escuchando...calculando...

Yo estaba comfiado pero en el ambiente sobrevolaban dudas...


lunes, 17 de agosto de 2015

Gigathlon: La criba de los "Singles"

En episodios anteriores...

Gigathlon Capítulo 1 
Gigathlon Capítulo 2 
Gigathlon Capítulo 3 

GIGATHLON CAPÍTULO 4

La diferencia real entre los "Singles" y los que van en "Team of Five" no es que ellos hagan cada uno un deporte y que tu hagas los cinco. La diferencia real es que tu haces los cinco deportes con el cansancio acumulado de los otros cuatro. Me explico:

Cuando salí de la bici dándole un abrazo a Rubén, mi pensamiento era coger cualquier rueda y que me fuera llevando durante los 96kms. Tras 9h de ejercicio, aunque tu no te des cuenta en ese momento, tu cabeza no piensa como de costumbre y no caes (o no quieres caer) en cosas que son de cajón.

Empecé a dar pedales con la tranquilidad de que quedaban muchas bicis en la transición que tarde o temprano me irían cogiendo y yo podría engancharme. Enseguida llegó un grupo de 6 ciclistas que rápidamente me adelantó, animándome pero sin darme oportunidad de pegarme a ellos. Luego un par de chicas y volvió a suceder lo mismo. La escena se repitió varias veces. Siempre llevaban casco naranja (Team of Five) y nunca podía cogerles la rueda. Tardaría unos kilómetros en caer en la cuenta de que esos cascos naranjas habían estado descansando todo el día deseando subirse a sus bicis y, frescos, salían como motos.


Me di cuenta que iba a ser duro. Más duro. Al ir en solitario haciendo más esfuerzo físico iba a avanzar igual o menos que siguiendo una rueda. Por no hablar del esfuerzo psicológico...pero no había otra que dar pedales y buscarme un entretenimiento para la cabeza. Sabía que había puertos pero no sabía ni como ni cuando, sólo que tenía que guardar fuerzas (si, de esas que ya casi no tenía) para una subida a falta de 15 kilómetros de la meta del sábado.

Poco tiempo tuve que entretener la cabeza. El circuito empezó a endurecerse con la primera subida y con apretar los dientes tenía suficiente. Me día cuenta que casi no me pasó nadie y yo pasé un "Single", uno de los que competían en pareja y otros dos "Single" que estaban descansando apoyados en un árbol. O eso pensé yo.

Después de la subida tocaba bajar. La primera vez piensas "Joder menos mal, una bajada", hasta que te das cuenta que si estas bajando...es porque vas a subir!! Entonces entras en un bucle en el cual no quieres subir por motivos obvios pero en el que tampoco quieres bajar porque sabes que es como ponerte un caramelo y darte en la mano cuando lo vas a coger. Entonces quieres encontrar llanos pero amigo, no te vayas a Suiza en busca de llanos!!

Ya solo quedaban dos subidas. Mi ritmo no era muy alto. Había empezado el día perdiendo 26 posiciones con todos los problemas de MTB (perdón por el retraso que se suele decir,jeje) de las que recuperé 14 en la natación. En los patines perdería las mismas posiciones que recuperaría en la carrera a pie: 6. Pese a que como digo mi ritmo me parecía flojo, poco a poco adelantaba algunos Singles y Parejas (parece esto un blog de citas,jaja). Mi media rondaba los 20kms/h.

Me encontré un compañero tumbado a la sombra de un árbol. Kilómetros, cansancio, desnivel y encima sol...mala combinación. Me dijo que estaba agotado pero que estaba bien, que se quedaba ahí un rato. Le ofrecí agua y tras responderme que tenía y tirarme un chorro y una sonrisa me fui.

La piernas ya me iban dando avisos de que no estaban para mucho trotes, "pues todavía os queda" pensé yo, "pues te vas a enterar" pensarían ellas. En esa conversación con mi cuerpo iba yo cuando empezó a picar y no pude evitar pensar que aquello iba a doler. Bajé la resistencia del pedaleo al mínimo y agaché la cabeza para no ver lo que me quedaba de cuesta ni lo despacito que avanzaba. Me marcaba el ritmo de pedaleo con la respiración. De corazón y pulmones iba cómodo y esa sensación me daba seguridad. Por muy mal que vayan las piernas siempre podría seguir. O eso creo yo.

Pero las piernas, ¡Ay las piernas! Los gemelos empezaron a subirse. Al principio eran trallazos y después el músculo volvía a su sitio pero poco a poco se fueron haciendo constantes hasta quedarse el músculo enganchado. No sé si llevaba los ojos abiertos o cerrados, imagino que abiertos y seguía la línea de la carretera inconscientemente pero en mi cabeza lo único que veía eran mis piernas por dentro y toda mi concentración estaba puesta en aguantar el dolor y no parar de pedalear. Hasta que no pude mas.

Recuerdo que puse el pie en el suelo y casi no pude sacar el segundo pie hasta unos segundos después. Me quedé apoyado sobre el manillar con los ojos cerrados y sintiendo como los músculos se "relajaban" algo. No podía enderezarme por miedo a forzarlos. Algunos Team Of Five pasaron dándome ánimos y casi no pude ni decirles aquello que ya dominaba en alemán: "Danke". No sé cuanto tardaría en beber agua y reunir fuerzas para volver a ponerme a pedalear. Recuerdo que fue un momento de sufrimiento pero que no me generó dudas. Iba a terminar y sabía que para terminar iba a sufrir y en esas estaba. (foto de archivo)


Terminé esa subida y respiré. apreté la mandíbula para no llorar y me grité algo para animarme. Cuando me grito o me hablo en estas cosas es una sensación rara, como si hubiera dos Yo, el que me habla (que no lo controlo) y el que escucha que es el que realmente yo siento. Aunque también pueda ser que el cerebro se vuelva tonto por el esfuerzo,jeje.

El resto del tramo iría concentrado en refrescar las piernas con una cadencia suave y sin parar de pedalear prácticamente nunca. Había superado dos escollos pero quedaba el "monstruo final". Además había pasado gente. Me extrañaba ver compañeros tumbados descansando en sombras de árboles, fuentes o directamente cunetas. Había tiempo hasta el corte pero era tiempo de sueño que te quitabas y al día siguiente habría mas por lo que no podías malgastar ni un minuto. No lo entendería hasta llegar a meta.

Y llegué al punto para el cual tenía que guardar fuerzas, cosa que no hice y fue por desobediente en este caso! Las piernas iban como iban pero del resto me sentía bien. Aún tenía cabeza, pulmones, corazón y coj... si hicieran falta!! "¡Venga coño Alberto!". Las piernas, exquisitas ellas, empezaron a dar trallazos nada mas empezar. Eran todos los músculos los que se quejaban: gemelos, cuadriceps, isquios... Me obligué a recordar el viaje a Siruela con Marcos donde aguanté esos dolores sin parar de pedalear(Madrid-Siruela 300kms). Me hablaba constantemente: "Venga Alberto un poquito mas" ... "Aguanta no te pares" por la cara me caía una mezcla de sudor, agua, lágrimas.... me dolían muchísimo las piernas "por favor Alberto aguanta"... "¡no te pares joder!"...hasta que no pude mas.

No controlaba las piernas por lo que al pararme casi me caigo por no tener fuerzas para sacar los pies. No podía ponerme recto ni moverme, tenía las piernas bloqueadas. Tardé un rato en dejar caer la bici a la cuneta y tirarme en el arcén. ¡Aquello era dolor! Pasaron unos Team of Five y no sé si no me dijeron nada o yo no me enteré pero me extrañó que no se pararan porque, realmente, estaba hecho mierda. No podía moverme así que me puse las manos en los ojos y apreté hasta que el dolor remitiera.

Desde el otro sentido de la carretera se acercó un hombre. Bajó de su bici y bajó a su hija de la sillita con la que iba dando un paseo. Me preguntó que si estaba bien y le dije que sí, que era solo muscular. Me acercó mi bidón de la bici para que bebiera mientras él me levantaba las piernas. La niña se sentó a mi lado y me miraba con una expresión de entre miedo y duda, no sé si por ser yo un desconocido barbudo que hablaba un idioma distinto al suyo o por que me veía fatal.

Tampoco sé cuanto tiempo duró esto que os estoy contando. El hombre estuvo hablándome y sacudiéndome las piernas hasta que ya vi que las tenía como para ponerme en pie. Le di las gracias y el hombre con una sonrisa me ofreció agua, una chocolatina y hasta dinero por si quería tomarme algo en un bar y a mi esto me dió fuerzas. Ver que estando tirado en un carretera un hombre que no te conoce de nada se acerca con su hija, se para a ayudarte y te ofrece todo lo que está en su mano a mi me hace feliz.

Tras despedirme volví a subirme en la bici sabiendo que aquello estaba ya hecho, que iba a subir lo que me quedara y llegar a meta contento, disfrutando de todo. A los poco kilómetros estaba el avituallamiento. Se encargaban de él unos chavales de unos 20 años y estaban ahí pasando la tarde con su música puesta. Me bajo de la bici y bebo lo que puedo, que de donde soy me preguntan. Les digo que de España y hacemos algunas bromas. Detrás de ellos había un pilón con otro participante sentado donde el chorro caía con las piernas debajo (zapatillas y calcetines incluidos). Apoyé mi bici en el pilón para hacer lo mismo y me quedé mirando fijamente el agua del pilón mientras comía un trozo de plátano.

Cuando levanté la mirada enfrente mía había otra participante mirando el pilón como yo. Nos miramos, sonreímos y dijimos "Yeah" y completamente vestidos nos metimos en el pilón. Los voluntarios se partían de risa. El hombre se levantó y se metió con nosotros pero solo hasta la cintura. Riéndome ahí dentro ni me acordaba de lo putas que las había pasado unos kilómetros atrás, ya no me dolía nada. Salí y abracé empapado a algún voluntario que, aún riéndose, se dejó y seguí hacia la meta.

Los 10kms restantes no me costaron nada y volví a adelantar a algún compañero. Ya iba eufórico, saludando y animando a todo el mundo. Entré al pueblo feliz, buscando a mi familia y amigos, ellos también lo estaban disfrutando. Había sido un día muy duro también para ellos aunque en ese momento no me lo dirían, lo habían pasado fatal con el comienzo por la mañana. Noté que se me saltaba alguna lagrimilla pero me obligué a guardármela. Aún quedaba el domingo!!

Recuperé 13 posiciones en la bici. Posiciones que iba a ser muy difícil perder ya que muchos de aquellos que yo pensé estaban descansando en realidad no iban a seguir por lo que iban a quedar fuera del Gigathlon. Estos 96kms con 1960m de desnivel después de todo lo que llevábamos encima eran una gran exigencia de la que me enorgullezco de haber terminado, pero es que sólo con haber llegado a tirarse en una de esas sombras de árbol o fuente ya es par estar orgulloso aunque no consiguieran llegar a terminar.

domingo, 2 de agosto de 2015

Gigathlon: Besando el suelo

En episodios anteriores...
Gigathlon: Capítulo 1
Gigathlon: Capítulo 2

GIGATHLON: CAPÍTULO 3

Después de darle muchas vueltas a la cagada que ahora os cuento, la única explicación que se me ha ocurrido es que sin darme yo cuenta, mi cabeza pensara que la salida fuera a ser escalonada como en el prólogo. Y no fue así.

La salida tenía lugar a las 06h00 y yo llevaba despierto desde las 04h30. El tiempo se me echó encima sin yo percibirlo. Cuando me quise dar cuenta estaba saliendo de la caravana a las 05:55 y de camino a la salida me cruce con cientos de bikers que salían de marcha, unos con cascos negros como el mio y otros de gris, los que participan en parejas.

Llegué a la salida y no estaba mi bici. Alberto y yo nos habíamos cruzado. El crono seguía avanzando y lo peor de todo, el pelotón se me seguía escapando. La estampa era curiosa. Yo plantado en la salida y el juez en frente mía perplejo, con su cronómetro en la mano.

Llegó la bici y hubo que esperar al chip y al gps. Una vez todo puesto y el crono marcando casi 10' pude salir. ¡¡Menuda cagada!! Pasé por delante de mis padres y mi tía Auxi con la mirada perdida, llevaba la cabeza descontrolada, no hacia mas que decirme lo imbécil que era y pensar que 8 meses de entrenamiento para cagarla de esta manera. Tarde casi 10' en recuperar el control de mi cabeza y empezar a animarme a grito pelado. Solo eran 10' de retraso y tenía todo el día. Seguí gritándome a mi mismo no sé muy bien qué para motivarme.

Tenía que asegurarme de no perderme. A toda persona que veía, fuera de la organización o no, les gritaba "Gigathlon? Bikes?" haciéndoles gestos para que me indicaran la dirección. Quien será ese loco en bici con los ojos vidriosos y acento extraño se preguntarían después...

Me crucé con un par de vehículos de la organización que al verme se les abrían los ojos como platos. Mi planteamiento de carrera se había ido al traste antes de la primera pedalada. Quería ir tranquilo en la MTB para luego apretar un poco en natación y patines. No pudo ser. Los 12 primeros kilómetros fueron cuesta arriba y yo no hacía mas que apretar los dientes y pedalear fuerte para intentar enganchar a alguien. Tardaría 10 kms en dar alcance a la bici escoba... ¡¡¡a la bici escoba!!!

De ahí empecé a remontar algunos puestos. Quería coger una rueda pero ninguna me valía por lentas (claro, era la cola de carrera) así que tiré a mi ritmo. Ni las subidas ni las bajadas eran muy técnicas pero si que las pistas tenían mucho polvo. Inconscientemente seguía apretando. Sabía que estaba gastando mas energía de la debida y bajando demasiado rápido. Y pasó lo que tenía que pasar.

En una bajada sin darme cuenta me abrí demasiado y la rueda delantera todo el arcén del camino perdiendo adherencia en el momento. El costalazo fue inmediato, me caí hacia mi izquierda y me dio el tiempo justo a meter la mano derecha bajo mi hombro para proteger la clavícula. El resultado fue todo el lateral izquierdo raspado desde el gemelo hasta el hombro y un dolor en la mano derecha que no me permitía casi apollarme en el manillar.

De ahí a la transición todo mi atención se centraba en el dolor de la mano y en qué me podía haber hecho. Me daba lo mismo, con ella inmovilizada podría seguir en carrera con mas o menos dolor.

Cuando llegué a las transición había nervios en el equipo. Yo estaba ya tranquilo y contento pero lo demás lo habían pasado fatal, llorando y vomitando incluso al ver que me podía quedar fuera de carrera si me perdía o no llegaba a enlazar o cualquier cosa.

Me vendaron la mano, que ya estaba inflamada, y me ayudaron con el neopreno. Comí, bebí y a nadar. Estaba deseando sentir el agua fría y empezar a nadar. No tenía nadie cerca pero veía gente nadando todo lo que mi vista alcanzaba. Me fui hacia el centro del cauce. El agua no estaba tan fría como esperaba pero aún así daba gusto. Poco a poco fui cogiendo ritmo y enganché al primer grupo que pasé rápidamente. Iba muy cómodo y bastante rápido.

Iban a ser 9kms corriente a favor. La cabeza me pedía ir suave pero el cuerpo me pedía ir a por ese de ahí, luego a por aquel y luego aquel otro. ¡¡Las había pasado muy putas en la MTB como para privarme de disfrutar en el agua!!

Y así llegué a la segunda transición, donde volví a comer y beber todo lo que podía antes de encajarme los patines para lo que yo creía iban a ser 40kms patinando y coqueteando con la caída. Antes de empezar el Gigathlon mi único miedo era una caída en MTB o patines que pudieran hacerme retirarme. En MTB ya había besado el suelo así que se pagaba a 1,01 otra caída.

Pero finalmente los patines no fueron tan duros como esperaba. No hubo casi bajadas rápidas y las que había tenían llaneo a continuación. ¡¡En alguna de ellas llegué casi a los 50 por hora!!

Lo malo fue que no conseguí enganchar ningún "carrito" por lo que fui solo casi todo el rato. Fui unos kilómetros con un hombre que había tenido una avería en la MTB y me había parado por si necesitaba algo y ya nos conocíamos y algo después con una mujer que dijimos de darnos relevos pero me fue imposible ya que era chiquitilla y no me tapaba prácticamente nada.

En el kilómetro 30, para mi sorpresa, estaba la transición. Y para mi sorpresa también fue la rampa final que creo que fui de los pocos que subió sin ayuda de los voluntarios, aunque llegué directo para tirarme mientras veía como la que llegaba detrás mía caía y rompía a llorar. Llegada con mucho público que eso a mi me encanta. Durante todo el Gigathlon fuimos haciendo espectáculo en las transiciones y metas de forma que todo el mundo nos conocía y saludaba.

Tras el avituallamiento, ya con mis zapas "a estrenar" me preparo a salir. Doy un abrazo a mi familia y choco manos con el público antes de salir e, iluso de mi, me dispongo a correr. Tras 200m de empinada subida al castillo de pueblo, salimos de este por un estrecho sendero igual de empinado. Decido andar y así haré durante los 2,5kms primeros. Me adelantan varias chicas y algunos chicos a los que consigo alcanzar en el llaneo. Pero vuelve a tocar subir y vuelvo a andar. Luego bajada demasiado empinada para mis cuadriceps y otra por sendero estrecho con muchas piedras y raíces.

Finalmente salimos a campo abierto. Voy corriendo pero no paran de adelantarme mujeres. Este sector de carrera está siendo amor/odio. Lo estoy odiando por su dureza, decían 18kms de carrera a pie cuando tenían que haber dicho 18kms de trail running! Pero por otro lado estaban las mujeres. Me iba enamorando de todas: jóvenes, mayores, rubias, morenas, pelo largo o corto...daba lo mismo me estaban dejando todas alucinado por su fuerza. Iban apretando los dientes y dándolo todo, cada una a su nivel pero todas a tope!! En esas iba yo que casi ni me importó unos pequeños calambres que me dieron en los isquios.

Llegué al área de transición donde desde anoche me esperaba mi bici. El sol pegaba fuerte y no había donde resguardarse. No fue mucho descanso. Bebí y comí todo lo que pude. Alberto me soltó un poco las piernas, charlé un rato con ellos y me puse en marcha, total, ya solo quedaban 96kms de bici!!