domingo, 1 de octubre de 2017

¡¡10.000 dólares por 100 millas!!

Hacía tiempo que no escribía pero este domingo disfruté tanto sobre la bicicleta que se merece un post.

Estoy a 5 semanas del UltraMX515, el Ultraman de Méjico y la verdad que andaba preocupado por un dolor en el talón que desde hace dos semanas no me deja correr, por lo que me está jodiendo la preparación para la doble maratón del tercer día, pero la carrera de ayer me dio un subidón total de moral.

Una bonita tradición que hemos instaurado con mi amigo Víctor, es la de apuntarnos a una carrera. El viernes según salimos del trabajo, cargamos las bicicletas en el coche, conducimos, comemos pizza y/o pasta y llegamos hasta donde toque, allí dormimos y el sábado por la mañana participamos en la prueba de 100 millas (160kms) y al terminar, tras disfrutar un rato del ambiente, nos volvemos a Austin. Echaré de menos estas expediciones cuando me vuelva a España.

Esta carrera está organizada por un Hall of Fame de la NFL(fútbol americano), Emett Smith, y el ganador se lleva 10.000 dólares de premio, por lo que va lo mejor de la zona y de fuera. Nos colocamos en la línea de salida con los profesionales, los que vienen a por el botín, a 3m de mi está Nathan Brown, del Cannondale, que este verano se puso el maillot de montaña en el Tour de Francia. Para que os hagáis una idea.

Es una pasada ver esos cuerpecillos de los ciclistas, que los ves super finos pero que sabes que en esas piernas hay un watts que tú no tienes. Se da la salida, neutralizada los tres primeros kilómetros y una vez fuera de Frisco se lanza. Lo que sentí en ese momento fue espectacular, fue como teletransportarse dentro de la tele a la hora de la siesta. Íbamos en el pelotón a unos escasos 20 metros de la cabeza. La velocidad aumentó rápidamente a 45-50kms/h y yo me concentraba en moverme bien dentro del pelotón. Había mucha paja que los pros querían sacudirse y yo quería ser de los ramujos que mas les costara.

Para mi era espectacular. Levantaba la mirada y veía como en cabeza los tíos hacían demarrages de un lado a otro de la carretera y se giraban para ver el daño causado y quién saltaba. Estaba compartiendo carrera con un tío que había corrido el Tour hace unos meses y con otros que corren vueltas importantes como la de California, Bélgica, etc. En fútbol sería como estar jugando en Primera.

Llegamos a la llanura. Carretera recta y viento frontal desde la izquierda. Lo que pasó a continuación solo lo había visto desde la cámara del helicóptero. Pegaron varios tirones yéndose hacia la izquierda y se fue formando una línea escalonada ¡Era un abanico! Se hizo un primer abanico con los pros y jamás volvimos a verlos. Yo me metí en el segundo de ellos a la derecha, a unos dos metros del arcén, cuando de repente vi a Víctor(que sabe bastante mas de ciclismo que yo) pasar bailando la bici por mi izquierda y meterse en mitad del abanico "abriéndose hueco". En el momento me extrañó pero cuando lo hicieron otro par de ciclistas lo entendí: estaba en el sitio mas peligroso del abanico. Poco a poco me fueron sacando de la carretera hasta que tuve que poner mi cuerpo contra el ciclista de la izquierda para que supiera que no cedía mas. Aquí podéis ver lo que es un abanico y como funciona Vídeo Abanico

En ese segundo abanico aún quedaban algunas bestias pardas, que aprovecharon un giro de 90º para cambiar de nuevo el ritmo y descolgarnos a los tres "terrestres" que hasta allí habíamos llegado. Quedamos en tierra de nadie y dijimos de trabajar entre los tres, pero el tercero no se enteraba. Esperamos a otros dos que llegaban por detrás pero tampoco hacían la rotación de relevos bien. Dimos alcance a otro par y dijimos de hacer relevos de dos minutos y dejarse caer. Yo me sentía muy fuerte, rodando muy cómodo sobre los 35kms/h y llevando al grupo en las subidas. Víctor me decía que no fuera tan generoso, que guardara, pero yo me sentía bien. Descolgamos a 3 que no fueron capaces de seguir el ritmo y seguimos los 4 funcionando a relevos.

Al llegar a un pueblo vimos que por detrás llegaba el primer pelotón de los amateur y nos dejamos engullir. No estaba bien organizado, cada uno cogía la cabeza cuando le parecía y alguno de los que la cogía frenaba al grupo. Yo me puse varias veces a tirar y en las subidas prolongadas estiraba el grupo, quería cerrar el hueco con un par de escapados que llevábamos 200m delante, hasta que me dijeron que aflojara que me estaba pasando.

Del subidón que llevaba me tiré un triple. También es verdad que no me esperaba que Víctor, siempre "conservador" con la estrategia en esa ocasión no lo fue. Íbamos cortos de agua y les pregunté a los del grupo si tenían pensado parar en el km.100 o llegar a meta sin parar y me respondieron que lo segundo, así que me giré a Víctor y le dije "¿Me tiro a ver si enlazo con los de delante, que me lleven hasta el avituallamiento, lleno bidones y vuelvo con vosotros?" y me contestó con un "¡Dale!". Yo sin pensarlo agaché la cabeza y aceleré, apretando los dientes y notando la tensión en los músculos.

Cuando llevaba apenas un kilómetro me di cuenta de que los que antes estaban a 200m ahora estaban casi a 500 y peor aún, no tenía ni idea de donde estaba el avituallamiento. Pensé "No mires atrás, no puedes dejar que te cojan porque no has podido" así que apreté aún mas y rodé por encima de 40kms/h en solitario 10kms hasta que apareció el avituallamiento. Llené lo mas rápido que pude los dos bidones y mientras llenaba el segundo escuche los aplausos al grupo que pasaba, mi grupo. Encima el avituallamiento no estaba a la vista por lo que no sabían que me habían adelantado. Estaba en el km.95.

Volví a la ruta y no veía a nadie, con esperanza pregunté si había pasado el grupo y obviamente me respondieron que si. Bajé la cabeza y pensé "aprieta aunque duela", porque ya notaba que me estaba pasando, que los muslos ya estaban subiendo de temperatura. De repente los vi tras un repecho. Recé por que hubiera subidas y curvas que era donde yo era más rápido y les recortaba. Iba cerrando hueco, de 500 metros a 400. La cabeza me pedía dejarlos ir pero yo le contestaba que no, que lo diera todo hasta cerrar ese hueco y luego allí recuperaría. 300 metros. En una curva le pegué un grito a Víctor para ver si me veía y se descolgaba para llevarme pero no. La distancia se recortaba si, pero a una velocidad proporcional a la que se desgastaban mis fuerzas. 200 metros.

Finalmente unas curvas cerradas consecutivas y un cruce acabaron de permitirme enlazar. Habían sido 10kms en solitario escapándome y otros 8 persiguiendo. Ya no me veía tan sobrado. Me protegí dentro del grupo y me prometí que iba a hacer 20kms sin asomarme, recuperando. Y lo cumplí.

En el kilómetro 125 le dije a Víctor que ya estaba recuperado, que quería volver a tirar. Había disfrutado tanto al principio y me había visto tan fuerte después que cogí confianza de cara al Ultraman de Méjico. Vale que el tercer día es una incógnita como lo haré, aunque sé que no llego bien. Pero el primer día con una buena natación(10kms) y estas sensaciones en la bici (145kms) voy a poder disfrutar mucho y meterme en la pelea con los de arriba, y si termino bien puede que el segundo día también pueda dar un poco de alegría. El como me apañe con los 84kms corriendo del tercer día es un problema para el Alberto del futuro!

La carrera siguió a ritmo y en un bache a Víctor se le aflojo el manillar. Quedaban 25kms para meta y decidimos que si se quedaba le esperaba en meta. En el grupo empezamos a acelerar de cara a llegar vacíos, yo me encontraba tan bien que me puse de los primeros y a todo el que atacó salté a cerrarle el hueco, estaba disfrutando muchísimo. Incluso dos abrieron un hueco y me fui con ellos y cuando vimos que nos habíamos escapado decidimos aflojar para volver al grupo e ir juntos. Los últimos 4-5 kilómetros me los hice yo en cabeza apretando al grupo y subiendo el ritmo cada vez que alguien se me ponía en paralelo. En la última curva a 100 metros de meta se lanzó el sprint y me quedé sexto de mi grupo(42 de la general, incluyendo los 25 profesionales) y aprendiendo otra lección: al sprint hay que llegar con el piñón apropiado metido.

Soy un novato en ciclismo de carretera, pero me está enamorando