domingo, 4 de diciembre de 2016

800kms y 40h sobre la bici. Récord de cruzar España de Este a Oeste

Reto patrocinado por BRT Bikes (bicicletas) y SanusVitae (entrenamiento personal)
Equipo formado por Juan José Cendrero(padre), Alejandro Cendrero(hermano), Miguel Cendrero (primo) y Miryam Samos (amiga).
Dedicado a mi prima Altagracia.
Sigueme mi preparación para Ultraman Florida en @CendreroNieto

Os hago un breve resumen de lo que os voy a contar. Voy a subirme en mi bicicleta en la costa del Mediterráneo y no voy a parar de dar pedales, mas que para comer o echar una siesta nunca de mas de hora y media, hasta llegar a la frontera pacense con Portugal

10 de agosto

Con el coche cargado hasta la bola y BeRTa ensartada en los cuernos traseros, ponemos rumbo a Alicante. Me acompañan mi padre Juanjo, que será el conductor, mi hermano Alejandro que se encargará de bebida, comida y navegación; y mi primo Miguel con la Sanus Myriam que serán los "Officials"(jueces) tras su cursillo online con la Asociación Mundial de Ultraciclismo. Salimos más tarde de lo previsto. El objetivo es llegar en coche al Cabo de la Nao(Alicante) y desde ahí pedalear hasta la frontera oeste de España, a 800kms, en Badajoz. 

Por fin, a las 23h00, con las luces y los reflectantes a tope, empieza la aventura.

En este tipo de retos mi mayor preocupación es cuidar de mi cuerpo, siendo mi primera preocupación la hidratación y alimentación(es agosto, el calor puede jugar un papel importante), después sueño y cansancio mental y por último el desgaste físico. Mi estrategia es rodar dos noches y un día, haciendo coincidir el descanso (siesta) con las horas de más calor del día. 

Una vez ya en la carretera empieza mi realidad. Comienzo a mentalizarme de que van a ser muchas horas de bici, durante las que podrán surgir múltiples imprevistos. Divido mentalmente el recorrido en varios segmentos, que a su vez tendrán varios subsegmentos. Algo así como unas metas volantes para que la "montaña" no se me haga demasiado grande.

¡Me encanta rodar de noche! Esa tranquilidad a mi alrededor... el no hacerlo habitualmente... el aire fresco...Sé que los 200 primeros kilómetros son de ligera subida, pues parto del nivel del mar hacia el punto mas alto del recorrido, por lo que tengo que esperar una media relativamente baja.

Sorprendentemente el ritmo va bien, entre los 28 y 30km/h. Este primer tramo es el "fácil", todos vamos frescos, con ánimo, los errores no desesperan pues ¿qué mas dá un poco mas que un poco menos?". El coche me va siguiendo y sus focos se comen el mío. De vez en cuando se ponen a mi par y hablamos un poco o ponen música para animar la fiesta. ¡Va todo perfecto!

Hasta Castilla La Mancha llegamos con relativa comodidad pero una vez allí, al amanecer, empiezan los problemas. Uno constante será el GPS, que nos lleva a carreteras que se han convertido en caminos las unas y en autopistas las otras. Esto nos lleva a tener que dar media vuelta y meter kilómetros extra en la piernas, perder tiempo y a pinchar el primer tubular. ¡Malditos tubulares! Cambiamos la rueda delantera. Pongo la de palos, mi favorita, me encanta escuchar el sonido que hace.

Durante el camino decidimos que haremos parada en Albacete. El coche se adelantará y comprará una rueda delantera y cámaras de repuesto para no depender más de los tubulares. Aprovecho también para comer y descansar un poco. Llevamos ya más de 12h sobre la bici. Ya es mediodía y empiezo a buscar la sombra.

Miramos la altimetría y parece que está llano. Decidimos poner la lenticular atrás y buscar una buena velocidad de crucero hacia Argamasilla de Alba, el primero de los dos oasis de motivación que habrá durante el recorrido. Allí me esperan las Pradillos, con quien pasaremos un rato riéndonos y disfrutando de la comida que han traído. Lo que mas me gusta de estos retos es compartirlo con gente que quiero y estos momentos me dan la vida.

El calor no está apretando demasiado y gracias a ello las interminables rectas manchegas se sobrellevan mejor. A eso de las 16h00, tras 17 horas sobre la bici y unas 20 despierto, decido parar a echar una cabezadita de 20' mientras el equipo aprovecha para comer. Hasta ahora todo va perfecto. He ido comiendo y bebiendo como debido y no tengo nada de sueño. Las piernas siguen respondiendo y la velocidad va mejor de lo esperado.

Pero sabíamos que esto no iba a ser un paseo. El próximo objetivo era Ciudad Real, última parada antes de entrar en Extremadura. Poco antes de llegar nos quedamos sin agua en el coche por lo que no puedo reponer bidones. Me quedan unos 20kms pero rápidamente empiezo a notar calambres y mi cuerpo me da los avisos que tan bien conozco de deshidratación. Les digo que se adelanten, que necesito agua como sea. Ellos no lo saben pero después de 18h sobre la bici, media hora sin agua me puede causar un desbarajuste difícil de recuperar.

Llegamos a Ciudad Real y no estoy del todo bien, me tiro al suelo en una gasolinera abandonada que encontramos. Sé que tengo que parar y estabilizar el cuerpo, comer, beber y refrescarme. Me quito casi toda la ropa y pongo los pies en alto mientras los demás me van trayendo bebida y comida a la vez que los otros van a comprar para reponer lo que necesitamos. Se me pasa el susto al ver que hemos cogido al enfermo a tiempo. En ese momento no lo sabía, pero con los nervios cometimos un error.

La próxima parada iba a ser Siruela, nuestro pueblo, el segundo y mayor oasis de motivación. Se podía ir por dos caminos, les pido que por favor investiguen la altimetría y que por favor me lleven por el más plano. No quiero mas sustos.

Estoy contento por como hemos salvado ese primer percance y porque vuelve la noche. Me encuentro bien para llevar 20h sobre la bici, músculos bien y pulsaciones bajas, cómodas. Sé que ya se acaba lo llano, por lo que quitamos la lenticular trasera para volver a la rueda normal de 38mm. No llevo ni 15kms con ella cuando explota, literalmente. Me veo obligado a poner la lenticular de nuevo, con los casi dos kilos que pesa. Nos quedamos sin rueda trasera de repuesto, entra la noche lo que significa que si pincha el tubular de la lenticular automáticamente se acaba el reto. Se me ocurre que llamemos a mi prima Inés y que pregunte por todo el pueblo quién tiene una rueda trasera de 11 velocidades. Parece ser que nadie...

A medida que el sol baja yo empiezo a subir. Pasan los kilómetros y sigo subiendo. Miro al coche y pregunto cuanto voy a estar subiendo, llevo ya 10kms sin parar, estoy hasta las narices de subir. Poco a poco me voy enfadando, llevo 15kms subiendo, tras cada curva me encuentro con otra subida, y otra, y otra. Al salir de cada curva y ver que no aparece el maldito llano es como si me dieran un puñetazo en los riñones. ¡Joder este no puede ser el camino más llano de los dos! 

Tras 17kms de subida bajo un par de ellos pero enseguida vuelvo a empezar a subir. Voy lento, la bici me pesa y mas con la lenticular y esos casi 2kg de rueda. No para de dar vueltas en mi cabeza que hemos cogido el camino malo. Me cabreo.

Nunca me había cabreado haciendo deporte de resistencia. Pregunto al coche que cuanto queda para acabar esta zona y me dan una cifra que ni recuerdo, pero que 10kms más adelante al preguntar volvía a ser la misma cifra. Me cago en todo lo que se me ocurre, no me acuerdo lo que dije pero si que estaba enfadadísimo, no sólo habíamos cogido el camino más duro si no que encima nos estábamos confundiendo con las cuentas. Cuando vas tan al límite buscas alguna motivación con la que calmar tu mente. La mía habían sido los kilómetros que quedaban y se acababa de venir abajo.

Ahora, semanas después, sé que ellos lo hicieron lo mejor que pudieron, que seguramente en Ciudad Real estuvieron más preocupados por mi, al verme mareado, que por analizar el camino y que, al fin y al cabo, son mi familia y se pegan la paliza de seguirme con un coche durante más de día y medio por algo que es un capricho mío, sin tener ni pajolera idea de lo que es la nutrición, la hidratación o la navegación, simplemente lo hacen como yo, lo mejor que pueden.

Pero en ese momento yo estaba cabreado. Decidieron quedarse detrás de mí en vez de a mi lado y yo me seguí calentando la cabeza. Estaba cabreado pero también estaba disgustado. Llevaba media hora pedaleando sin que se acercaran a mi lado. Estábamos la oscuridad, la cuesta arriba, mi medio bidón de agua, mi cabreo y yo.

Y, por primera vez en mi vida deportiva exploté. Me bajé de la bici y me senté en el quitamiedos y dije que a tomar por culo, que para ir así que yo pasaba, que subieran la bici al coche y que a dormir al pueblo. Mi padre vino a hablar conmigo. Su carácter tranquilo contra el mío rabioso. Cada vez menos pero aún de vez en cuando me sale ese genio. No recuerdo si los demás se acercaron, ni como volví a acabar subiéndome a la bici, pero me monté convencido de que llegaba a Siruela y ahí me quedaba.

Y como los problemas nunca vienen solos, el coche(tras 25 horas) empezó a emitir un olor como diciendo que yo no era el único que estaba quemado. Yo, pese a mi rebote, de piernas iba bien así que decidimos que se iban a parar, yo iba a ir tirando y me irían alcanzando y esperando en cada pueblo hasta llegar a Siruela para ver si así el coche iba mejor.

En la soledad no conseguí serenarme pero encontré el motivo para llegar hasta la frontera portuguesa. Esa semana me había enterado de que mi prima estaba peleándose con un cáncer, es decir un reto de verdad y en el que nadie le ha preguntado si quiere participar. El día anterior le había dicho que yo conseguiría mi reto y luego ella conseguiría el suyo. ¿¿Con qué huevazos lo dejaba yo a medias??

A las 3h00 llegamos a mi pueblo, donde nos esperaba la peña de Inés con una pancarta y con un aplauso de los que aún estaban tomando algo en la Reflejos. ¡Es un orgullo para mi estos ánimos y el apoyo que recibo cuando estoy por allí! Aunque el mejor apoyo en esos momentos me lo dió Pite, en forma redonda, la de la rueda trasera de su bicicleta.

Yo no quería dormir. No tenía sueño pero si fuerzas para seguir. El equipo insistió en dormir en la cama y así lo hicimos. Yo sabía que el descanso podía venir bien pero también podía ser contraproducente. Los músculos estaban calientes pero sabía que era muy probable que al despertar me dolieran hasta las orejas. Aprovechamos también para que nos explicaran el mejor recorrido hasta Badajoz. Esos 280kms que aún quedaban.

El despertar fue duro, me dolía todo el cuerpo y un enano dentro de mi cabeza me decía que me quedara durmiendo. Al tran tran me pongo en marcha. Sigo sin ánimo, estoy disgustado, lo cual se me hace raro, no sé si sería el cansancio afectándome o qué. Me subo en la bici y empiezo a dar pedales, tengo los músculos de las piernas atrofiados, me cuesta coger ritmo, y mas con las lenticular, que como no cojas velocidad es mas un engorro que una ayuda. 

En casi una hora llegamos a Talarrubias (20kms) y justo antes de entrar...PLAF! Explota la lenticular. Si no llega a ser por la rueda que me han prestado aquí se habría todo, prueba de que aunque estos deportes se participa en "solo", dependes de mucha gente, empezando por el equipo. Montamos la rueda y a seguir. Me gusta el paisaje aunque el recorrido que me han descrito como llano no lo es tanto y es que, como ya aprendí en mis primeras aventuras con la bici, la carretera parece mucho mas llana conduciendo el coche que subido en la bici!!

La cosa va bien, mi cuerpo va volviendo a funcionar, pero la temperatura va subiendo. El sol que ayer nos dió cuartelillo hoy nos va a dar por... intento beber todo lo que puedo pero no es suficiente. Noto como me estoy calentando, como me quema la espalda y los gemelos. Hace unas horas que pasamos el umbral de las 30, hay que asegurar el objetivo final, decido bajar el ritmo aunque tarde unas horas mas de lo previsto.

Son las 11 de la mañana, de un 11 de agosto, en tierras extremeñas y con 35 horas de bicicleta entre pecho y espalda. Se han hecho películas de terror con argumentos mas favorables. Mi media va bajando, miro al coche y veo caras preocupación y cansancio, ser supporter es muy duro también. Me voy poniendo crema en las piernas (cosa que no hago habitualmente) y hielo en la espalda para refrescarme. Pero aún faltaba lo peor, durante los últimas horas iba a tener un dolor que me costaba soportar, que casi me hacía llorar y que me incitaba constantemente a parar: el sillín había hecho estragos en todas las partes de mi anatomía con que hacía contacto!!

No sabía como ponerme en la bici, el coche se acercaba y yo me quejaba de lo mucho que me dolía. Normalmente me duele mas quejarme que el dolor en sí, pero ahí no podía callarme. Me pusiera como me pusiera me dolía muchísimo. Entre eso y el calor el final se hizo duro pero finalmente apareció el cartel de Badajoz, íbamos a terminar, lo íbamos a conseguir, en algo menos de 40h.

Hacemos estos últimos kilómetros rápido, que parezca que aún voy fresco, jeje. Se me saltan las lágrimas, ha sido muy duro. Desde el coche me van gritando los giros en las rotondas y del final siento deciros que no recuerdo casi nada, solo ver salir a mi padre llorando del coche y luego a los demás y abrazarnos. Lo habíamos conseguido, el Récord de cruzar España de Este a Oeste en 40 horas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario