lunes, 31 de agosto de 2015

Gigathlon: Ultimo dia, ultimas fuerzas.

En episodios anteriores...
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 Gigathlon Capítulo 2
 Gigathlon Capítulo 3
 Gigathlon Capítulo 4

GIGATHLON CAPÍTULO 5

Soñaba que cruzaba la meta cuando suena el despertador. Hoy quiero estar en la línea de salida con el resto de participantes y, aunque parezca increíble, lo conseguí!

El día empieza con un "paseo" en bici hasta el lago, donde tendremos que recorrer un kilómetro a pie desde el área de transición hasta el agua, donde nadaremos tres kilómetros antes de volver a subirnos a la bici para completar el total de 110kms...o eso creía yo.

La salida fue muy diferente a los días anteriores. Ni por turnos como el viernes ni con retraso como el sábado sino que con todo el pelotón. A las 06h00 empezamos a rodar los individuales que seguíamos en liza y los participantes de la categoría de parejas. Me sentía cómodo, relajado, sentía que iba a ser un graaan día. Había llegado por fin el día para el que me había preparado durante casi 8 meses. El día en que tendría la posibilidad de cruzar la meta del Gigathlon convirtiéndome en Gigathleta.

La imagen era espectacular, unos doscientos ciclistas aproximadamente en hilera de 1-2 rodando por la carretera con nuestros cascos naranjas o grises. Cada uno íbamos buscando nuestro ritmo y esa rueda que nos llevase bien y cómodo. El objetivo era intentar que, a medida que el pelotón se fuera cortando, quedar en el grupo que mas se adaptara al ritmo que cada cual queríamos llevar.

Me encontré con mi compañero de los patines del día anterior y hablamos de como estábamos y como nos sentíamos hasta que a los 5' me dijo que el ritmo de mi grupo era muy lento para él y se fue. Quedaba en cabeza de mi grupo un ciclista con unas piernas que me recordaban las de Indurain. Iba tirando sin mirar atrás hasta que pidió relevo y nadie se lo dio, momento en que se giró y vi que era una mujer cercana a los 50 años!!

A mi me costaba mantenerme en el grupo en el llaneo, y en las subidas iba cómodo, pero en las bajadas tenia que ir frenando para no ponerme en cabeza. Hasta que me aburrí. Decidí pasar de los frenos y trazar las curvas dejando la bici correr. Rápidamente me puse el primero y empecé a irme de mi grupo. Me encanta bajar con la bici de carretera, muchas veces por encima de los 70kms hora. Pero claro después de la bajada llegaba el llano y me veía solo, así que miraba para atrás esperando a mi grupo que poco a poco me fue cogiendo. Cuando por fin lo hicieron esperé que me pasaran para volver a ponerme a rueda pero no lo hacían. Entendí muy a mi pesar que mi "vacile" en la bajada me iba a costar el tirar del grupo. Tiré unos cuantos kilómetros hasta que estimé que era momento de quitarme y por suerte el siguiente entro al relevo.

Y así llegamos a la transición tras mas de 50 kilómetros, allí me esperaban mis amigos y familia. Por lo visto habían perdido el tren y llegado de milagro, de hecho tuvieron que montarse en el manillar de alguna bici, con mi neopreno al hombro, para estar allí cuando yo llegara.

El kilómetro hasta el lago discurría paralelo al río. La mayoría de los participantes iban corriendo pero yo iba andando, sonriendo, mirando a la gente y al paisaje, no quería dejar de disfrutar nada de aquello. Llegue a la orilla, acabé de ponerme el neopreno que llevaba hasta la cintura y, tras mirar lo que tenía por delante en el agua y localizar algunos gorros, me tiré al agua con el objetivo de ir dando caza a los mas cercanos. Y así lo hice, aunque también me fueron pasando algunos de los Team of Five a los que cogía los pies mientras podía.

Salí del agua y troté, esta vez si, hasta mi bici. Me vestí con Marcos y Patri grabando y tirando fotos mientras Rubén y Alberto me ayudaban con la ropa y la comida. Corrí con la bici hasta el juez, justo al lado estaba mi familia a los que salude y choque mientras arrancaba los ánimos del resto de público con la tontuna que se me ocurriera en el momento y que ahora mismo no recuerdo.

Me obligué a coger la rueda de tres ciclistas de los equipos de cinco. De primeras me costó engancharme pero me obligue a ello. Sabía que tenía que apretar los dientes para pegarme a su rueda. Mi pensamiento era que aunque tuviera que sufrir al principio, el ir a rueda de esos tres compañeros rentabilizaba mi esfuerzo. Pegaron algún tirón que otro que siempre me generaba dudas de si dejarles ir o no, pero por suerte logré auto-obligarme a no soltar. Ir "chupando" estas ruedas me regaló otras de esas grandes sensaciones. Cuando me adelantaban otros ciclistas de equipos siempre me animaban como hacían con todos los Singles, pero además muchos de ellos me aplaudían por ir en la grupeta con 3 ciclistas que lo único que iban a hacer ese día eran esos 110kms de bici.

Todo mi esfuerzo se resumía en concentrarme en no soltar mi rueda y pensar en el resto del día. Me quedaban los 28 kilómetros de patinaje que sería tranquilos para luego los 50kms de MTB confiando con llegar bien de margen de tiempo de cruzar la meta antes del corte.

Pero no podía empezar el día sin hacer alguna jaimitada. En un tramo de bajada pasé a mi grupo y me fui en solitario. Iba contento, cantando, no se por qué. Al terminar de cantar, en lo que esperaba que el público me pidiera el bis me di cuenta que no veía ninguna bici delante y, al girarme, tampoco detrás. Rodé un par de kilómetros para asegurarme de que, en mi tontuna, me había perdidio. Tuve que retroceder 5km para reincorporarme al recorrido, lo que me llevó a sumar un total de 120kms de bici. "Sobrao"

En la transición a los patines no hubo prisas. Comentamos la jugada y hablamos con los equipos de alrededor, que amablemente nos habían prestado una silla para que yo me sentará. Entre otras cosas Rubén me dio una nectarina que yo mordí y dije que no me gustaba(estaba super caliente), comí frutos secos y Rubén volvió a darme la nectarina "come aunque no te guste" me decía, volví a morder llenándome la boca de zumo caliente. Volví a dejarla y a comer chocolate y Rubén me volvió a dar la maldita nectarina "Joder Rubén que esto no hay quien se lo coma que está ardiendo" "¡Anda pues come otra cosa entonces!" en fin... De ahí salí hacia la etapa de patines, esa que iba a ser de transición...

Y la primera en la frente. No recuerdo que hora era exactamente pero el sol pegaba fuerte. Tras un kilómetro cómodo por el lado del río, me encuentro con una cuesta de no mas de 10 metros de longitud pero que casi no era capaz de subir con los patines puestos. Arriba había un hombre que me animaba y aplaudía mientras yo pensaba que bien podía tenderme la mano. Prácticamente no era capaz de subir y casi me puse a gatear. Tardaría 2' en recorrer esos 10 metros.

El recorrido siguió con una subida de mas de 2kms. Se me desbarató el planteamiento que llevaba en mente. Esperaba que los patines fueran un trámite y estaban siendo una paliza, lo que descuadraba mi reparto de esfuerzos para el resto del día. La subida me estaba destrozando física y moralmente. En patines, cuesta arriba, la sensación es que no avanzas y que poco a poco te vas quedando estancado.

En esas estaba cuando pasó una mujer que me debió ver la cara y me invitó a seguirla. Me puse detrás suya y me obligué a perseguirla sin levantar la mirada del suelo y gracias a ella llegué hasta el final de la subida. Una vez arriba se despidió avisándome del peligro de la bajada. Le agradecí de corazón la ayuda y apoyé las manos en mis rodillas. "Es lo que hay Alberto, dale y que sea lo que tenga que ser" pensaba.

Seguí patinando y por suerte di con un alemán con el que ya fui hablando hasta el final del tramo. Casualidades, era el marido de la mujer que había confundido con Indurain en la bici. Con 50 años, llevaban 4 participando en la modalidad de parejas.

Llegué a la penúltima transición del Gigathlon con mi cabeza haciendo cálculos de tiempos, kilómetros, desniveles... eran las15h00 y me faltaban 50kms de MTB y media maratón corriendo (21kms), tenía 7 horas para ello(o eso pensaba yo). Mi miedo era la MTB, tenía que coger tiempo para luego la carrera a pie tener margen de error ya que no sabía como iba a llegar.

Volví a ocupar la silla del amigo de los patines mientras el equipo y mi familia me hablaban. Les decía que por favor me dijeran la verdad de la dificultad de la bici, que no me engañaran diciéndome que era mas fácil de la realidad para motivarme. Seguía comiendo...bebiendo...escuchando...calculando...

Yo estaba comfiado pero en el ambiente sobrevolaban dudas...


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