jueves, 28 de marzo de 2013

Camino de Santiago Día 4

Tras el aguacero del día anterior, miramos por la ventana para ver que la lluvia nos va a seguir dando guerra, aunque en realidad le está dando encanto y diversión a nuestra aventura.

Nos desayunamos nuestro ya habitual plato de pasta y nos despedimos de las francesas que ostentan el albergue y nos dirigimos al temido O Cebreiro, del que ya nos hicimos la mitad ayer. Ya desde la salida del albergue el pueblo esta cuesta arriba, pero cuando llegamos al inicio del camino nos encontramos con los restos de una calzada que no hay forma de que agarren las ruedas al estar esta mojada, así que nos toca sacar banderita blanca y subir empujando la bici.


 Al poco parece que se aplana así que nos animamos a montarnos de nuevo, pero el camino nos da otro revés al poco tiempo y otra vez a desmontar. Físicamente era duro pero estamos hechos unos jabatos en el uso del “molinillo”. El último tramo el camino ya estaba más practicable y mantuvimos un ritmo bueno de pedaleo. A estas alturas de día yo ya había aumentado mi media de caídas y en una de esas apareció un gallego que nos alcanzó. Hasta ese momento siempre tiraba yo en las subidas y Javi me seguía, pero fue ver al gallego y motivarse y empezar a tirar que no había quien le cogiera. Finalmente conseguimos coronar los 4km de subida en casi...2 horas!!!

Arriba estuvimos un poco de charla con el gallego, hablando de unas cosas y otras pero sobre todo de como arreglar los frenos de Javi, ya que no estaban muy allá y a partir de ese punto era bajada. Entramos a sellar la credencial en la iglesia y a la salida nos encontramos con el primero de los 3 magníficos del día anterior. A mi se me disparó la moral cuando vi que venían por detrás nuestra y sufriendo,jeje.


Seguimos en busca de nuestra querida bajada pero nos encontramos con un repecho, luego con otro, y con otro y con una cuesta, y con otra...Javi no podía con las rodillas y yo me estaba cogiendo mi primer rebote porque no recordaba que después de O Cebreriro tocará seguir subiendo y encima por un camino de cabras que no podíamos casi ni andando. Tuvimos nuestro primer momento de crisis, acentuado por el hecho de confundirnos de ruta y bajar un kilómetro que luego nos tocó subir, en el cual las bicis deben dar gracias por que nos contuviéramos de no tirarlas por un barranco. Finalmente tras una subida letal en la que tuve que ayudar a Javi a llevar su bici para conservar sus rodillas llegamos al Alto do Poio, a 1400m de altitud. Tras 3h y algo para 10km aprox, ahora sí toca bajar.

Decidimos bajar por carretera para recuperar un poco de tiempo y debido a que Javi no tiene muchos frenos. Otra vez bajamos con lluvia y poca visibilidad. Subidón de adrenalina en cada curva. Seguimos bajando y pasamos un desvio en el que no vemos señal alguna por lo que seguimos rectos, pero llevamos 3km sin ver ninguna flecha ni nada del Camino. Estamos tan hasta las pelotas después de la subida que decidimos seguir bajando y que si nos hemos confundido ya veremos que hacer. Dos kilómetros más adelante vemos una señal del Camino y la alegría es tal que Javi dice de bajar un poco por camino. Tras unas dudas sobre sus frenos decidimos jugárnosla y....error! Es imposible bajar sin frenos por lo que nos toca bajar la mitad andando.

Una vez terminada la montaña del día, tocaba llaneo como mínimo hasta Sarria, el objetivo optimista del día era Palas de Rei, el bueno Portomarín y el mínimo Sarria. Viendo la cantidad de tiempo que habíamos perdido y como estaban las rodillas de Javi no sabíamos donde terminaríamos la jornada.

Cogemos un buen ritmo en el lleno y llegamos a Sarria donde volvemos a comer en otro supermercado un rico bocata de salchichón con queso. También son muy amables con nosotros la gente del super. Mis guantes de 2€ habían muerto por lo que buscamos un chino donde comprar otros. Fueron más caros y seguro que no dan el mismo resultado. Les he cogido cariño a estos guantes y me da hasta pena tirarlos a la basura.

De Sarria a Portomarín es monte también pero un desnivel más suave y un camino mas bonito, entre árboles y por camino estrecho. No he dicho que en ningún momento ha parado de llover, nosotros por supuesto vamos empapados pero ya ni lo notamos, el problema es el agua que baja por los caminos que nosotros subimos y que hay momentos que es como pedalear por un río, es decir una chulada. Cada vez que tenemos que cruzar barro la rueda se hunde y se convierta en una pelea de nuestras piernas contra el barro, vamos perdiendo velocidad pero hay que pedalear a muerte porque como te pares ahí te quedas con el pie metido en fango hasta el tobillo. El barro tiene que estar jodido porque no nos ha ganado ni una de estas batallas!


El descenso de este monte es una verdadera pasada. Hay barro, piedras, raíces, ramas...todo ello acompañado de riachuelos de agua por lo que nos los pasamos que no veas entre botes, velocidad y sustos.

Aunque hemos ido bien de ritmo ya esta segunda parte del día, decidimos quedarnos en Portomarín a hacer noche. El albergue municipal está completo y vamos al Albergue de Manuel, nos cuesta algo más caro pero nos tratan super bien en todos los sentidos por lo que merece la pena.


Esta noche juega España y nos juntamos en el salón con varios peregrinos, es la primera noche que hacemos un poquito de vida social con ambiente de albergue y a mi me encanta. Había una pareja de nuestra edad que iban a pie pero a medida que les contábamos el chico decía “Que pasada yo tengo que hacerla en bici!” a lo que ella respondía “Yo en bici no”. Nunca sabremos si lo hacen o no..el Camino digo!jeje.

Con los otros tres puede ser los peregrinos con los que hayamos hecho más amistad. Se habían conocido en Astorga y desde entonces iban juntos. Eran tres bestias. Dos hermanos de Madrid que llevaban un mes andando desde Francia y a los que a los dos el Camino les había servido para tomar decisiones importantes lo cual me dio que pensar. Luego otra chica de Málaga que estaba haciendo la Vía de la Plata sola y también llevaba un mes sufriendo pero disfrutando. En principio me dio una sensación muy distinta de la que al final me quedé de ella. Una crack!

Al día siguiente no teníamos prisa por levantarnos ya que en este albergue no nos echaban a las 8 y nos acostamos decidiendo si hacer los 90kms que nos quedan en una etapa o dividirla en dos que se nos harían cortas.

Tras una muy buena primera noche de conversación con otros peregrinos, apagamos luces.


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Puedes verlo también en www.porquesiquierespuedes.es y en @PorqueSiQuieres

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